Criaturas

Alux: criaturas similares a los elfos, pero que se diferencian de ellos en varios aspectos: son más sociables ante los humanos, hablan a la perfección la lengua humana, no tienen las orejas en forma de pico y, sobre todo, apenas usan sus inimaginables poderes mágicos —a no ser que sea un caso de extrema urgencia—. Los alux acusan con frecuencia a los elfos de sobreexplotar sus habilidades mágicas, y este el motivo de su enemistad.


Bi-bi: zorro alado de tres colas y de enorme belleza. Es capaz de hablar el lenguaje humano y posee poderes elementales sobre el fuego: es capaz de moldearlo, dirigirlo y extenderlo, aunque no puede crearlo ni extinguirlo.


Bicorpio: gran escorpión de color terroso que posee dos aguijones cuya altura oscila entre los cincuenta centímetros y el metro. Su veneno es uno de los más letales y mortífero, aunque también es de los más escasos debido a su difícil extracción pues si se mata el veneno desaparece y si cortan los aguijones, se volatiliza causando la muerte de quien se encuentre cerca. Es muy valorado para crear antídotos.


Dragón:




Drash: ninfa protectora de cuevas y cavernas.


Elfo:




Lodorrible: terribles criaturas con aspecto de masa de fango negro amorfa, en la que se encuentra un gran ojo blanco, que anula la magia lanzada hacia él. Para vencerle es necesario atacarle cuando se esté fuera de su campo de visión, por lo que no es un gran rival contra varias personas a la vez.


Mamarro: los mamarros son pequeños duendecillos que habitan ocultos en los hogares. Aunque no son muy peligrosos, pueden ser realmente molestos debido a su carácter travieso y juguetón.


Nublero: pequeña criatura de apariencia adorable y carácter infantil. Tiende a llorar de forma descontrolada por cualquier cosa, provocando lluvias, a veces, torrenciales. Estas criaturas cuentan con mucho potencial mágico relacionado con el agua, pero que en raras ocasiones consiguen controlar en su totalidad.


Trasgo: los trasgos son duendes similares a los mamarros, pero de tamaño algo mayor y sin la capacidad de volar. Son mucho más molestos y muy competitivos y vanidosos, por lo que para que abandonen el hogar tan solo hay que proponerles un “reto” que sean incapaces de cumplir, viéndose obligados por la vergüenza y el orgullo a marcharse.